Callejeaba por la Habana, comentando con cierta displicència la situaciòn de Cuba . A lo largo de los dias precedentes se habia establecido una corriente de confianza y complicidad con la guia del viaje. Hablabamos del bloqueo , de la esperanza que habia significado Obama y su política de apertura. Habian vislumbrado el futuro. Ahora era mas duro. Un desengaño amargo afloraba en cada palabra. Con todo , la política dura de Trump y por extension la politica occidental refuerza el regimen. El bloqueo es vivido como una agresion pese a la evidencia del fracaso revolucionario. La humillacion, reactiva la dignidad. La dignidad de enfrentarse y resistir la politica injusta de una gran potencia es la ultima victoria, la unica victoria possible.
Llegados aqui la guia me expresa su desencato y la debil esperanza de cambios futuros . Me comenta : Mi mama dice que comemos arroz con dignidad. Y tu que opinas , le pregunto . “La dignidad no se come” Contesta.
Torno a Catalunya amb una lliçó apresa , la nostra dieta no pot ser arròs amb dignitat. “La dignitat no es menja” .